La práctica clínica tiene su razón de ser en el apoyo que se proporciona al paciente en la superación de las circunstancias problemáticas identificadas en la evaluación inicial. En este panorama, el seguimiento continuo es una actividad central que acompaña todo el proceso desde la evaluación, el tratamiento e incluso, en algunos casos, se extiende más allá de la finalización del mismo.
Barcelona a 03/05/2023 Por Adriana Trujillo Terán.
El desarrollo de la práctica clínica gira en torno a la toma de decisiones relacionadas con el diagnóstico, la intervención y el resultado de la misma. Estas decisiones suelen reflejar el equilibrio entre las mejores prácticas conocidas -que son aquellas que se soportan en la evidencia y la investigación-, el entorno en el que se lleva a cabo la intervención y el conocimiento del paciente. De allí que, un objetivo a conseguir implica la recolección de una gran variedad de datos de diferentes fuentes que permita llegar a una decisión informada con la cual acercarse en lo posible al equilibrio anteriormente mencionado
En este sentido, la utilización de entrevistas clínicas y cuestionarios de forma rutinaria en la práctica clínica, es una herramienta de apoyo en este proceso de toma de decisiones informadas, ya que es un mecanismo de retroalimentación sobre el estado del paciente, la evolución de los síntomas, el cumplimiento de objetivos de tratamiento y la experiencia personal en la utilización del servicio.
La evaluación rutinaria de resultados
La evaluación rutinaria de resultados (conocida en inglés como Routine Outcomes Monitoring-ROM) es la forma en la que habitualmente se hace referencia a la recolección continua de información para evaluar el progreso de un paciente durante el curso de un tratamiento. Incluir medidas rutinarias para evaluar el resultado permite que el profesional pueda detectar con mayor facilidad y objetividad, cuándo la terapia no está teniendo los efectos deseados y así poder adaptar o cambiar la intervención ajustándose a las necesidades y particularidades del paciente.
Esta definición refleja la potencia de la evaluación rutinaria, ya que más allá del número o el dato que se obtiene en cada valoración, es una evidencia del funcionamiento de la terapia y de su impacto en términos de cambio, es la forma más directa de obtener un feedback objetivo de lo que sucede y de las variables personales y situacionales que han estado implicadas en la mejora o el empeoramiento de los síntomas
Adicionalmente, el seguimiento puede dar información sobre la eficacia del profesional a la hora de trabajar con sus pacientes y del contexto en el cual se produce la terapia, siendo clave para la evaluación y mejora del servicio y para la utilización eficaz de los recursos en términos de atención clínica
¿Cómo es la evaluación rutinaria en el contexto real?
Tradicionalmente, se ha planteado la existencia de una brecha entre la investigación, encargada del desarrollo de las herramientas que sirven a la evaluación rutinaria, y la práctica clínica, en la que se esperaría que se aplicaran estas herramientas. Esta desarticulación entre ciencia y práctica ha facilitado que en algunos contextos se priorice la pericia clínica (conocido en términos populares como el “ojo clínico”) en la toma de decisiones, respecto a la incorporación de herramientas con soporte empírico que puedan ser utilizadas de forma rutinaria para evaluar el cambio
De hecho, uno de los aspectos clave para incorporar la evaluación rutinaria en la práctica clínica es la elección adecuada de las escalas y otras herramientas para recolectar la información, para lo cual es necesario tener en cuenta aspectos como: el enfoque terapéutico con el que se trabaja, el tipo de sintomatología que se pretende evaluar, la posibilidad de comparar los resultados con otros disponibles, la longitud del cuestionario, el tiempo que se puede dedicar a realizar la evaluación, la evidencias sobre validez y fiabilidad; y finalmente, un aspecto no menos importante, si se debe pagar o no por el uso de la escala elegida
Una vez elegida la estrategia de evaluación, se requiere de la puesta en práctica de un plan que incluya los intervalos de tiempo en los cuales se realizará cada evaluación y forma en que se gestionará y analizará la información recolectada. Actualmente, es posible disponer de una amplia oferta de herramientas digitales que además de facilitar la recolección de información, la analizan de tal manera que en realidad se convierten en un elemento de apoyo a las decisiones clínicas, este tipo de dispositivos se denominan Medical Devices
MetrikaMind Health y la evaluación continuada
MetrikaMind Digital Mental Health Ecosystem (MetrikaMInd DMH Eco) es una plataforma de herramientas validadas y eficaces integrada en protocolos de atención médica a la salud mental cuyo objetivo consiste en apoyar a los servicios de salud mental en el aumento de la eficacia de sus actuaciones y la eficiencia de sus organizaciones.
Para lograr este objetivo, MetrikaMind utiliza una metodología conocida como Evaluación Momentánea Ecológica (Ecological Momentary Assessment [EMA]). La EMA consiste en el muestreo repetido de comportamientos y experiencias actuales de los pacientes en tiempo real, en los entornos naturales de las personas. Esta metodología minimiza el sesgo de recuerdo, maximiza la validez ecológica y permite el estudio de microprocesos que influyen en el comportamiento en contextos del mundo real. De este modo, mediante el diseño de la recogida de información, conseguimos que los pacientes respondan de forma más veraz, honesta y consistente.
En suma, este tipo de seguimiento tiene el potencial de reducir la resistencia de los profesionales a la implementación del monitoreo de resultados de forma rutinaria, ya que dejan de visualizarlo como una carga respecto a la recopilación de datos, para incorporarlo como un herramienta útil que les permite hacerse una idea del progreso de paciente con solo un vistazo a la plataforma.
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